Mi nombre es Oggram, antiguo guerrero del helado Fenris. Lejanos son los dias, y muchos, en los números del hombre común, en los que fui elegido para ascender como elegido a la cordillera de Asaheim, para luchar por el derecho a usar la sagrada servoarmadura y ganarme mi lugar entre mis hermanos de jauría.
Innumerables batallas he vivido... Indescriptibles horrores de la disformidad, o venidos de más alla de la última frontera del Imperio, he enfrentado junto a mis hermanos Lobos Espaciales, sosteniendo en alto, durante infernales campañas, los estandartes de nuestro gran señor, Leman Russ, el más grande entre los primarcas, y del Padre que nos contempla desde Arriba... El Emperador.
Mis colmillos fueron creciendo, mi pelo se fue haciendo gris, las cicatrices aumentaban, mientras las batallas se sucedían en un ciclo en apariencia eterno... Asi, lentamente, y sin que el destino me eligiera para engrosar el número de los caídos, fui envejeciendo...
Pero mi destino era otro al parecer... Fui convocado como Cazador Gris (aunque a otro le hubiera sido asignado un lugar junto a nuestros veteranos Colmillos Largos), por última vez, para una gran cacería en busca de nuestro señor Russ, al mando del Señor Lobo Haggard Hachadoble.
Nuevamente cruzamos el universo dejando tras nuestro un rastro de cadáveres de traidores, herejes y aliens, buscando incansablemente a nuestro amado padre... Del mismo modo, nuestro número menguaba combate tras combate, hasta que, finalmente, caimos en una emboscada de los traidores marines Portadores de la Palabra... Ellos pensaban que su superioridad numérica les aseguraba la victoria, más al terminar el dia descubrieron con horror una terrible sorpresa... Con furia suicida los atacamos, quebrando sus lineas y arrollando sus fuerzas... Al terminar el día, sus quebrados cadáveres reposaban a nuestros pies... Pero lamentablemente, solo siete de nosotros quedabamos en pie, y, por encima del destrozado cuerpo del Campeón del Caos, nuestro Señor Haggard Hachadoble descansaba de sus terribles heridas... Conociendo que su hora se acercaba, designo a cuatro de mis hermanos para llevar su cuerpo, y las cenizas de los hermanos caídos en batalla, de vuelta a nuestro lejano y helado Fenris, al cual sus heridas nunca le permitirian regresar... Aparto a los dos mas jóvenes y en premio a su valentía, les dio sus recomendaciones para viajar al lejano Marte, a entrenarse como futuros Sacerdotes de Hierro del capítulo; recomendaciones que el Sacerdote Lobo que llevaria su cuerpo de vuelta se encargaría de transmitir... Y finalmente, con una voz cansada, mirandome dijo:
"Oggram, mi fiel hermano, me has seguido hasta el final, mas ahora donde voy aun no puedes acompañarme... Has envejecido llenando de gloria a los Lobos Espaciales, y por ello, te relevo de los deberes del capítulo... Eres libre de volver con nosotros a Fenris, y terminar allí tus días, o viajar con estos jovenes cachorros y buscar tu destino en las estrellas... Adios, mi leal Oggram..."
Y asi, impulsado por mi espíritu, subi al transporte que llevaria a los jovenes a Marte y en alguna parte me separe de ellos, vagando por las estrellas... Hasta que llegue a este alejado y tranquilo rincon del Imperio, donde guerreros, aventureros y comerciantes viven y se mezclan por igual... Aquí decidí asentarme, y empleando la antigua receta del Sacerdote Lobo Leif Malaraíz, destile mi propia cerveza e hidromiel fenrisiano, permitiendome levantar este lugar donde puedo contar mis historias a los visitantes, lugar donde los guerreros son bienvenidos a descansar y contar sus propios relatos... Incluso recibo la visita de extranjeros al Imperio, pero si pagan y cuentan una buena historia, son bienvenidos, los oscuros designios de la inquisición no tienen cabida aqui y solo el Caos y sus abominaciones tienen prohibida la entrada...
Asi que sientate a descansar, guerrero, prueba una jarra de cerveza y se bienvenido a LA TABERNA DE RUSS...
Innumerables batallas he vivido... Indescriptibles horrores de la disformidad, o venidos de más alla de la última frontera del Imperio, he enfrentado junto a mis hermanos Lobos Espaciales, sosteniendo en alto, durante infernales campañas, los estandartes de nuestro gran señor, Leman Russ, el más grande entre los primarcas, y del Padre que nos contempla desde Arriba... El Emperador.
Mis colmillos fueron creciendo, mi pelo se fue haciendo gris, las cicatrices aumentaban, mientras las batallas se sucedían en un ciclo en apariencia eterno... Asi, lentamente, y sin que el destino me eligiera para engrosar el número de los caídos, fui envejeciendo...
Pero mi destino era otro al parecer... Fui convocado como Cazador Gris (aunque a otro le hubiera sido asignado un lugar junto a nuestros veteranos Colmillos Largos), por última vez, para una gran cacería en busca de nuestro señor Russ, al mando del Señor Lobo Haggard Hachadoble.
Nuevamente cruzamos el universo dejando tras nuestro un rastro de cadáveres de traidores, herejes y aliens, buscando incansablemente a nuestro amado padre... Del mismo modo, nuestro número menguaba combate tras combate, hasta que, finalmente, caimos en una emboscada de los traidores marines Portadores de la Palabra... Ellos pensaban que su superioridad numérica les aseguraba la victoria, más al terminar el dia descubrieron con horror una terrible sorpresa... Con furia suicida los atacamos, quebrando sus lineas y arrollando sus fuerzas... Al terminar el día, sus quebrados cadáveres reposaban a nuestros pies... Pero lamentablemente, solo siete de nosotros quedabamos en pie, y, por encima del destrozado cuerpo del Campeón del Caos, nuestro Señor Haggard Hachadoble descansaba de sus terribles heridas... Conociendo que su hora se acercaba, designo a cuatro de mis hermanos para llevar su cuerpo, y las cenizas de los hermanos caídos en batalla, de vuelta a nuestro lejano y helado Fenris, al cual sus heridas nunca le permitirian regresar... Aparto a los dos mas jóvenes y en premio a su valentía, les dio sus recomendaciones para viajar al lejano Marte, a entrenarse como futuros Sacerdotes de Hierro del capítulo; recomendaciones que el Sacerdote Lobo que llevaria su cuerpo de vuelta se encargaría de transmitir... Y finalmente, con una voz cansada, mirandome dijo:
"Oggram, mi fiel hermano, me has seguido hasta el final, mas ahora donde voy aun no puedes acompañarme... Has envejecido llenando de gloria a los Lobos Espaciales, y por ello, te relevo de los deberes del capítulo... Eres libre de volver con nosotros a Fenris, y terminar allí tus días, o viajar con estos jovenes cachorros y buscar tu destino en las estrellas... Adios, mi leal Oggram..."
Y asi, impulsado por mi espíritu, subi al transporte que llevaria a los jovenes a Marte y en alguna parte me separe de ellos, vagando por las estrellas... Hasta que llegue a este alejado y tranquilo rincon del Imperio, donde guerreros, aventureros y comerciantes viven y se mezclan por igual... Aquí decidí asentarme, y empleando la antigua receta del Sacerdote Lobo Leif Malaraíz, destile mi propia cerveza e hidromiel fenrisiano, permitiendome levantar este lugar donde puedo contar mis historias a los visitantes, lugar donde los guerreros son bienvenidos a descansar y contar sus propios relatos... Incluso recibo la visita de extranjeros al Imperio, pero si pagan y cuentan una buena historia, son bienvenidos, los oscuros designios de la inquisición no tienen cabida aqui y solo el Caos y sus abominaciones tienen prohibida la entrada...
Asi que sientate a descansar, guerrero, prueba una jarra de cerveza y se bienvenido a LA TABERNA DE RUSS...
2 comentarios:
Al fin un lugar para que un viejo soldado pueda echar sus huesos y beber a placer...
haaa, mi buen hermano marine, es tiempo de descanzar tambien, y de premiar mi tortusa carrera encontra de la maldicion de mi sangre con una racion de vuestra hidromiel
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